viernes, 29 de junio de 2007

MEX86 | Campeones del mundo

29 de junio de 1986 | Argentina 3-2 Alemania Federal

El partido para siempre, la emoción imperecedera, el festejo inolvidable...
¿Acaso puede decirse algo más de aquella final contra Alemania? Si hasta los más jóvenes, los que no vieron esa transmisión en directo, deben haber visto esos videos una y otra vez. Esas imágenes que se pasan en aniversarios del título, o cada vez que llega un Mundial y, claro cada vez que se recuerde que hace 20 años que no ganamos la Copa (NdeR: este texto fue publicado en junio de 2006).
Son instantáneas, sensaciones para siempre: las formaciones en larga fila escuchando los himnos; el cabezazo de Brown aprovechando la mala salida de Schumacher; Tata, arrodillado, mirando el cielo con el cuerpo tan arqueado que casi toca el césped con la cabeza. Después, Brown que se lesiona del hombro y Garré que se prepara para entrar en el costado de la cancha. Algo de temor: Garré no había jugado bien los otros partidos y era muy resistido; Tata metiendo el pulgar de la mano derecha en el agujerito en el centro de la camiseta, para evitar el dolor que provoca el brazo extendido. ¿Un guerrero podía perderse una final del mundo? Jamás. Y Matthäus persiguiendo a Maradona por todos lados. Un entretiempo interminable por la ansiedad.
¡Todo lo que pasó en el segundo tiempo! El gol de Valdano, que arrancó como 4, y se corrió toda la cancha para tocar a la red el pase Enrique. ¡Era como pedía Bilardo!
El ingreso de Höness. Parecía un señor mayor con esas cejas canosas y frondosas. Y después... 'no teníamos que habernos burlado del abuelito'. De cabeza, dio el pase para el gol de Rummenigge. Después, aguantar. Los jugadores, aguantar el resultado en la cancha: el país, aguantar los nervios desde afuera. Y el gol de Völler, un cachetazo. Como recibir la peor noticia. La sensación de vacío, casi desesperación. Estaba tan cerca...
El partido que se acaba. ¿Se podrá todavía? Maradona se despega por un segundo de Matthäus. El pase profundo a Burruchaga. La corrida perpetua. El Tanque Briegel que perece que llega al cruce. ¡Pateá, pateá? El grito en México, en la Argentina. La bandera de "Perdón, Bilardo: gracias". Le dan la Copa a Maradona. La vuelta olímpica. Festejar hasta que salga el sol. Sentir que no hace falta dormir.
Saber que el sueño está cumplido.
La columna de Bilardo
"Ganamos. El título quedó en poder del mejor. El valor de este equipo quedó demostrado cuando Alemania llegó al 2 a 2. Cualquiera se hubiera derrumbado en ese momento, pero seguimos con la misma fe, con la misma convicción y se produjo ese formidable gol de Burruchaga que nos dio el triunfo y la Copa del Mundo.
Debo ser sincero y confesar que cuando el árbitro lo dio por terminado me puse a llorar. El hombre duro, el hombre que nunca se emociona, ayer perdió su conducta. En ese momento me acordé de Osvaldo Zubeldía, mi maestro, el hombre que me enseñó tanto de la vida y el fútbol. El título es muy importante y lo deseaba, pero insisto en que los títulos se festejan hoy y se olvidan mañana".

Nota publicada en A 20 años de un sueño cumplido, La Nación deportiva de colección

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Foto vía Popper Foto