Lo difícil fue ganar, lo fácil fue golear
La Selección argentina le ganó 4-1 a Estados Unidos en su debut en la Copa América, pero para recién pasada la hora de juego pudo ponerse arriba en el marcador y en la recta final del partido consumo la goleada.
Que Argentina se haya puesto en el marcador fue gracias a un cambio concretro en su manera de juego, porque hasta la entrada de Pablo Aimar y el cambio de banda de Lionel Messi, la Selección argentina dominó la pelota pero no podía generar peligro en arco rival.
Lo que pasó en los primeros nueve minutos de juego fue una demostración de cómo sería el primer tiempo. Argentina dominó completamente la pelota, pero sus toques intracendentes, sobre todo entre los defensores y algún volante, le impidieron crear situaciones de gol. Encima, el adelantamiento casi natural de la líneas, dejaba espació para el contraataque norteamericano. Contraataque que llegó a los nueve minutos de juego con una escapada del único delantero estadounidende y que terminó en penal y gol en contra de Argentina, quien hasta ese entonces no había rematado al arco.
Por suerte el empate llegó rápido y el resultado y el juego volvieron como al comienzo.
Juan Román Riquelme a los once minutos del primer tiempo recibió recostado por izquierda, y en uno de los pocos cambios de ritmo que metió en el partido fue derribado. Jugada preparada para Hernán Crespo, quien en primera instancia no pudo conectar la pelota, Gabriel Heinze exigió al arquero y Crespo desde atrás metió el rebote.
Del resto de la primera mitad hay poco que comentar y mucho que mejorar. Messi atado por derecha perdió casi siempre en sus intentos de gambetear por adentro. La mejor forma que encontró para avanzar fue haciendo la pared con Juan Sebastián Verón, práctica que poco buscó el jugador de Barcelona. Si hace éso se le agrega que ni Heinze ni Esteban Cambiasso se proyectaron por el otro sector, y que Riquelme jugó muy lejos del área, a Crespo la pelota le pasaba muy lejos. Y así murió el primer tiempo, que además de los goles, tuvo dos situación claras de gol, un tiro lejano de Verón que entre el arquero y el travesaño sacaron al córner, y un cabezazo de Crespo que Kasey Keller desvió.
En la segunda mitad, desde la izquierda Messi empezó a abrir la defensa en velocidad. Y lo mejor llegó cunado por primera vez en el partido, Riquelme y Verón se conectaron, jugaron con el delantero de Barcelona, quien habilitó perfecto a Crespo, y éste con un tiro cruzado puso el 2-1.
Después, con un rival que no sabe atacar volvado hacia adelante, los jugadores argentinos encontraron los espacios y metieron dos goles más.
Factor Aimar
La entrada del jugador de Zaragoza fue determinante. Revolucionó el ritmo de juego, sacó a Argentina de la apatía y abrió un carril que en el primer tiempo parecía cerrado. La ordenada defensa rival se pudo quebrar con pases en velocidad y piques al vacío, y Aimar no sólo hizo éso, sino que les marcó el camino a sus compañeros.
Redondeó su buena actuación con un gol de cabeza, entrando desde atrás y sorprendiendo a sus marcadores.
Puntos a remarcar
-Argentina tuvo paciencia durante todo el partido, pero por momentos fue exagerada y contraproducente.
-Heinze y Cambiasso no son punzantes por izquierda
Messi o el entrenador se tienen que dar cuenta cuándo y por dónde sirve gambetear y cuándo tocar o desbordar.
-Crespo es goleador, lo importante es abastecerlo.
-Verón y Riquelme se asociaron muy poco, cada uno fue patrón cuando llevó la pelota.
-Riquelme, sin brillar, participó en tres de los cuatro goles; la asistencia a Tevez en el cuarto fue exquisita.
-La defensa no está firme ni de abajo ni de arriba y Mascherano podrá hacer su trabajo a la perfección, pero si no lo ayudan va a ser complicado.
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Fotos vía Copa América y La Nación